De discípulos a maestros

Jesús fue un ser humano ejemplar, con una vida santa y llena de virtud. En consecuencia, sus seguidores han procurado vivir de esa manera. Tarea difícil, sobre todo porque en este tiempo las personas buscan lo fácil, están más preocupadas por lo inmediato que por la permanencia y el cristianismo se trata de permanecer en Jesús. 

¡Vivir la vida cristiana genuinamente es posible en nuestro tiempo! Lucas 6:40, NTV, dice: Los alumnos no son superiores a su maestro, pero el alumno que complete su entrenamiento se volverá como su maestro. Y para ejemplificar esta idea, basta narrar la vida de los discípulos que estuvieron con Jesús a lo largo de su ministerio y continuaron con el evangelio después de su muerte.

No hay spoiler, al momento que lees este artículo, sabes cuál es el final de la historia, los discípulos lograron extender el mensaje por todo el mundo conocido y motivaron a otros a realizar lo mismo. Entonces hagamos una breve revisión de lo acontecido.

Los discípulos

¿Qué buscó Jesús en las personas cuando estuvo seleccionando a sus discípulos? al notar el resultado vemos que no se distinguían o tenían cualidades especiales; pescadores, publicanos, incrédulos, imperfectos como todos los individuos en la humanidad. Sin embargo, en el libro de los Hechos, ellos son los protagonistas de un acontecimiento que sigue inspirando a la Iglesia actual. Se transformaron en personas que mejoraban su entorno por la presencia del Espíritu de Dios en sus vidas. 

Pedro, tenía una personalidad fuerte, probablemente antes de seguir a Jesús participó con el grupo de los Zelotes, quienes encabezaban las rebeliones en contra de los romanos y eran distinguidos por su inclinación a tomar las armas. Vemos mucho del carácter de Pedro en los evangelios. Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco (Juan 18:10). El discípulo actuó de manera impulsiva, aunque aparentemente justificable dadas las circunstancias; sin embargo, Jesús le pidió que guardara su espada. Para Jesús, esa no sería la herramienta de transformación. Pedro cambio totalmente su actitud ante la solicitud del Maestro, los soldados cumplieron su cometido y llevaron preso a Jesús. Pedro, desarmado, se escondía y negó al Señor en tres ocasiones antes del canto del gallo.

Imaginas a Pedro predicando a la multitud, ¿Quién podría creerlo? pues aún con las circunstancias en contra, varios miles creerían en el Evangelio por las palabras que con gran elocuencia pronunció en el día de Pentecostés. Difícil de creer, dado que un mes y medio atrás estaba negando a Jesús para no ser apresado como Él. ¿Qué es lo que pasó con esos discípulos ausentes en la cruz, pero que ahora predican a las multitudes?

El aprendizaje 

Los discípulos realizaron un viaje de tres años para ser discipulados, al invitarlos a seguirle, Jesús fue el maestro y ellos fueron sus alumnos. El estudiante tiene la meta de graduarse y ejercer lo que por años ha estudiado, por lo menos este es el deseo, las cifras actuales sugieren que, en México, cinco de cada 10 egresados trabajan en algo que no estudió; el desempleo y mayor demanda de los servicios son algunos de los factores que mueven a no ejercer la profesión. Se recomienda a quienes están por tomar una decisión de carrera, conocer a profundidad el área que pretenden estudiar.

Podemos asemejar el cristianismo a una carrera que se aprende en la vida y esta se puede y debe desempeñar. A diferencia de la sociedad actual, en el Reino no hay desempleo, ¡qué buena noticia para escoger esta carrera sin el riesgo de no ejercer! 

Por supuesto, el camino para todo estudiante no es fácil; noches de desvelo, a veces falta de economía, etcétera. Para los discípulos de Jesús no fue la excepción, había días que se hacían largos y cansados viajes, pero siempre había oportunidad para aprender y bendecir. El modo que Jesús tiene de enseñar facilita el aprendizaje. 

Tradicionalmente, la enseñanza se da en la cátedra, es decir el maestro habla y el alumno escucha, pero Jesús enseñaba con el ejemplo, en el diario vivir, en la cotidianidad. Las parábolas con las cuales Jesús fundamentaba muchos de sus discursos no eran grandes tratados filosóficos, si no palabras e historias con las que la gente podía identificarse fácilmente.

El Evangelio es poder de Dios

Lo grandioso del Evangelio de Jesús es su sencillez; el anuncio de su vida, muerte y su resurrección. Los seguidores de Jesús experimentaron estos acontecimientos de la misma mano de su Maestro, ya lo hemos dicho, no fue fácil, hubo tropiezos, traiciones y huidas, pero por más difícil que haya sido el aprendizaje, lo seguro es que Dios los guio para terminar esta carrera.

Por eso, vemos a los discípulos llenos del Espíritu compartiendo el Evangelio a multitud de personas. Habían comprendido bien el mensaje y era hora de llevarlo a la práctica, no serían más discípulos, ahora el Señor los había preparado para ser apóstoles, son los enviados, quienes ahora enseñarán lo que han aprendido, ahora son los maestros de nuevos discípulos.

Pedro, había sido encarcelado al predicar de lo que había visto y oído, es decir, la resurrección de Jesús, símbolo de la vida nueva que trae el Evangelio, “porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.” (Hechos 4:20).

También vemos a Pablo motivando a Timoteo a enseñar a los fieles por medio de la Palabra (1 Timoteo 4:13), el apóstol estaba replicando lo que había aprendido del Señor, es un imitador, iguala la vida de Jesús en su propia vida (1 Corintios 11:1). En realidad, esto es la esencia del cristianismo, la enseñanza se centra en y solo en Jesús, Él es el autor y consumador de la fe.

¿Que hemos aprendido de Jesús?

Seguramente has pasado varios años estudiando las páginas de la Biblia, probablemente también has dado el paso del bautismo o estás con miras a esta decisión, la cual es muy importante, y también es un desafío muy grande. Ahora te invito a que conozcas a profundidad el área que vas a desarrollar.

La maldad sigue asechando, buscando a quien llevar a sus filas. Hoy en día los jóvenes prefieren buscar lo fácil y el mundo es fácil. Pero para ser cristiano no se necesita tener un talento especial, basta escuchar la voz de Jesús llamándonos y caminar con Él. Su yugo es fácil y ligera es la carga.

Si sigues batallando para vivir una vida cristiana genuina, intenta cambiar de acciones, ten muy en cuenta esto, ¡hacer lo mismo trae los mismos resultados! La victoria no está en la ausencia de errores, si no en aprender de ellos, sin duda eso le quedo muy claro a Pedro. Se equivocó negándolo, pero al comprender el mensaje, dio su vida entera por el Señor, aun si eso significaba estar preso por dar testimonio de Jesús.

Conclusiones

En la acción está el poder de cambiar. Pedro intentó hacer su lucha con su espada, pero no era la herramienta de Jesús. Su herramienta está en la Palabra. Juan expresa a esa Palabra como el Verbo hecho carne, es la palabra que transforma y da vida. Tus herramientas humanas no serán necesarias para afrontar este reto, solo es necesario creer. Recuerda, el Evangelio es sencillo y eso lo hace realmente poderoso, en tu debilidad el poder de Dios se perfecciona.

Es tiempo de pasar de discípulos a maestros, Jesús nos ha enseñado bien. Solo falta su Espíritu en ti para que seas enviado, el compromiso de aceptar su voz y dejar que Él guie tu camino. Dejemos que Cristo gobierne nuestro sendero para ser como Él.

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