Introducción
La predicación y exposición de la Palabra de Dios, han sido fuente de alimentación y dirección para su pueblo. En épocas donde muy pocos sabían leer se requerían lecturas públicas que tuvieran buenos resultados: Y tomó el libro de la alianza, y leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos (Éxodo 24:7), y en otras ocasiones después de la lectura se explicaba, en torno a grupos más pequeños distribuidos en la asamblea como lo hizo Esdras: Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura […] Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a enviar porciones, y a gozar de grande alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado (Nehemías 8:8,12). El común denominador es que la fuente del saber es la Palabra de Dios y que su interpretación producía una respuesta en los oyentes. Pero un factor determinante es la preparación y esfuerzo académico de quienes leían, interpretaban y enseñaban al pueblo.
I. La vida del maestro de la Palabra
De Esdras se dice que: […] había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová, y para hacer y enseñar a Israel mandamientos y juicios (Esdras 7:10). Primero ampliemos un poco el panorama viendo cómo se traducen algunas palabras de este pasaje en otras versiones:

¿Qué enseñanzas nos da Esdras en este pasaje?
1. Había preparado su corazón. Dios guió la vida de Esdras, formando su intelecto y carácter para que se convirtiera en el hombre y líder que fue, pero también resalta como factor clave el firme propósito y dedicación de Esdras, así como su actitud obediente, diligente y la determinación de aplicarse profundamente en su preparación espiritual y académica, esto es crucial. Como ejemplo contrario podríamos mencionar a Saúl, Elí, Sansón, Judas, que habiendo siendo elegidos, su carácter no demostró determinación, consistencia y constancia.
2. Para inquirir la ley de Jehová. El sacerdote Esdras había invertido mucho tiempo y esfuerzo en su preparación escolar, por decirlo en términos modernos; es un hombre sabio que domina el conocimiento de la Escritura Sagrada y es experto, por lo menos en dos idiomas, el hebreo y el arameo1. ¿Podremos imaginarnos la magnitud del esfuerzo realizado para obtener estos logros? Era un investigador, un estudioso de la Escritura Sagrada, un escrutador2 de la ley (BJ). No era alguien que leía superficialmente, sino que profundizaba en lo que decía la Palabra y su significado. Mientras sus compañeros estaban ocupados en las cosas propias de su edad, él decidió “quemarse las pestañas”3, pagar el precio por aguzar4 su mente en la comprensión real e interna de las Escrituras.
3. Y para hacer. Hay muchos teólogos que les gusta estudiar, conocer y cada día saber más, pero que no están dispuestos a llevarlo a cabo. Sin embargo, Esdras llevaba a la práctica diaria su aprendizaje. Seguramente al renovar cada día su entendimiento, corroboraba la validez de su estudio y descubrimientos, al experimentar en carne propia, la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:2b). Como dice el refrán la «práctica hace al maestro», no solo el conocimiento, o como dijo Malcolm Gladwell5: «La práctica hace la perfección».
4. Y enseñar. Como Pablo (Gálatas 6:17), Esdras también tiene las importantes marcas del testimonio de su vida. Pero la frase: Esdras había preparado su corazón para […], también abarca la acción: “enseñar”. Lo cual significa que Esdras no se contentó con ser un hombre con fuerte determinación por hacer y alcanzar las cosas, teniendo la autoridad moral, que solo se obtiene con muchas horas de combate e importantes medallas, sino que Esdras también había “preparado su corazón” para algo más útil e importante: “para enseñar”.
De quien enseña se dice que aprende dos veces, pero también que su conocimiento no muere con él, sino que convierte a los demás en extensiones de su propio ministerio, y Esdras se convierte en el maestro del pueblo de Dios, ante el retorno del cautiverio en Babilonia.
Aplicación
Si usted ha dado clases sabe que no es algo fácil mantener la atención, tener las palabras adecuadas, usar una diversidad de tonos para hacerlo más comprensible y con énfasis, identificarse con los alumnos, comunicarse verbal y corporalmente, preparar y utilizar materiales y medios didácticos, y ahora también los recursos virtuales en la enseñanza; y ya ni hablar de la pedagogía, que muchos de nosotros no tenemos una educación formal al respecto. Sin embargo, Esdras no huía del ministerio de la enseñanza, ocultándose en su erudición.
Hasta aquí podemos ver que, como maestros de la Palabra debemos de ser gente con determinación y carácter para aplicarnos en la preparación de nuestro corazón, es decir en lo espiritual e intelectual; en convertirnos en estudiosos e investigadores de la Escritura Sagrada, en ser los primeros interesados en vivir y ejemplificar con nuestro testimonio las enseñanzas, y prepararnos con todas las herramientas didácticas, pedagógicas, académicas y tecnológicas posibles. En no conformarnos a ser expositores que no dejan huella sus enseñanzas, que no transmiten; ya que, de Jesús, nuestro maestro, se dice: Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas (Marcos 1:22).
Esta nueva época que estamos viviendo nos exige más que antes ser -como maestros y maestras, expositores y expositoras de la Palabra, de la Escuela Sabática, predicadores, jefes de grupo familiar, maestros y maestras de niños, de adolescentes, jóvenes, femenil, varones, etc.- personas preparadas, que perfeccionen sus capacidades académicas, expositivas, didácticas. Al igual que sus vidas, intelectos, capacidades, dones y talentos que Dios nos ha dado, como nos muestra la carta a los Efesios: Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo (Efesios 4:11-12), para preparar a su pueblo.
II. La superación del maestro de la Palabra
El apóstol Pedro nos ha dejado una invaluable lista de las cualidades que debe de acrecentar el líder cristiano, quien ha sido puesto por Dios, en una posición importantísima y no puede darse el lujo de detenerse en su desarrollo como cristiano y líder de la Iglesia, particularmente porque con nuestra predicación y vida perfeccionamos a los santos.
1. Superación constante
(2 Pedro 1:5-7, TLA):
a. Por eso, mi consejo es que pongan todo su empeño en:
El apóstol Pablo nos dice que en cuanto a la lista de los elementos que se mencionan a continuación los cristianos debemos “poner todo nuestro empeño”; lo que significa ser gente diligente (RVA), esforzada, con iniciativa y proactiva6. No podemos “nadar de a muertito”, ni ser indiferentes en cuanto a la responsabilidad de nuestra propia superación como cristianos y líderes del pueblo de Dios.
b. Afirmar su confianza en Dios
Lo primero es crecer en la fe, no quedarnos con una fe incipiente, chiquita. Dice la Palabra que sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6), pero es necesario que esta crezca: Por cuanto vuestra fe va creciendo (2 Tesalonicenses 1:3). No podemos llevar a nuestros oyentes, a un lugar donde nosotros mismos no hemos llegado.
c. Esforzarse por hacer el bien
Después de la fe que nos salva (Efesios 2:8-9) sigue hacer el bien; porque dice la Palabra que la fe sin obras es muerta (Santiago 2:20). Así que el líder cristiano no se puede conformar manteniendo una fe inerte, estática o de inercia, y debe ser rico en buenas obras: Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos (Mateo 5:16; cf. Efesios 2:10).
d. Procurar conocer mejor a Dios
No debemos nunca de cansarnos de profundizar en el conocimiento (RV60) de Dios y de su Palabra. Adentrémonos a las ciencias bíblicas, al conocimiento que se genera en torno a la Escritura. Veamos el ejemplo del apóstol Pablo que, siendo el mejor maestro de la Palabra, anciano, sin tener buena vista (Gálatas 4:15) y estando encarcelado, aun así, le pide a Timoteo en su segunda carta: Trae, cuando vinieres […] y los libros, mayormente los pergaminos (4:15). Pablo es un ejemplo de erudición, estudio y enseñanza.
e. Y dominar sus malos deseos
Parte de nuestra superación como hijos de Dios y líderes de la Iglesia está en tener dominio propio (RV60); dominar los apetitos de la carne y sus excesos. Ser mesurados y sabios en lo que comemos, en nuestra intimidad sexual, en nuestros estados emocionales y las palabras que salen de nuestra boca, por mencionar solo algunas cosas en las que tenemos que aprender a gobernarnos para serle más útiles a Dios y a la Iglesia (Gálatas 4:15-21; Santiago 3:5-14; 4:1).
f. Además, deben ser pacientes
La paciencia también es fruto del Espíritu (Gálatas 5:22, RV60) y algo muy necesario en el líder cristiano, que viene como resultado de la experiencia, superación y manejo de los problemas, conflictos y pruebas. Al respecto dice Santiago: Hermanos míos, gozaos profundamente cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Pero tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna (1:2-4). Así que, en lugar reclamar o claudicar, mejor diga: “bienvenidas las pruebas”; porque generan paciencia y nos hacen mejores personas y siervos de Dios, aunque esto solo se dimensiona al pasar el tiempo. Pero el saberlo al momento de la lucha, le da sentido a la misma.
g. Entregar su vida a Dios
Si se ha dado cuenta, estas cualidades son progresivas y ascendentes, una nos lleva a otra y van subiendo de complejidad. La vida de la entrega a Dios, se traduce así en otras versiones: piedad (RV60), temor de Dios (RV1909), devoción a Dios (NVI), servicio a Dios (TLA). La palabra que se usa en griego es eusebeian (eusebeian), la cual literalmente significa: piedad, devoción, vida piadosa, pero también religión y conducta santa (2 Pedro 3:11)7 y se refiere a las disciplinas espirituales como la oración, meditación, adoración o el ayuno que ofrecemos a Dios, y a través de ellas nos va haciendo más parecidos a Él. Por lo que, el líder cristiano debe de implementarlas como parte natural de su vida.
h. Estimar a sus hermanos en Cristo
Esta cualidad se vuelve un reto difícil de cursar, cuando durante muchos años de convivencia han pasado cosas que nos han lastimado y alejado de una estrecha relación de amor, de la que quizá antes gozábamos. Pero el Señor nos ha mostrado que es imprescindible aprender a perdonar y amar, inclusive a quienes nos han hecho daño (Mateo 18:19-35; Juan 17:11, 21-23).
i. Y, sobre todo, amar a todos por igual
Finalmente, nos dice Pedro que el amor y perdón que empezamos a experimentar y disfrutar con nuestros hermanos de la Iglesia, lo llevemos a todos los entornos y personas que nos rodean. Amar a todas las personas por igual, sin preferencias, sin discriminación; cumpliendo así el mandato de la Palabra (Levítico 19:18; Marcos 12:31).
Aplicación
Las cualidades que nos ha mostrado la Escritura a través de Pedro, son un reto diario a desarrollar que nos facultarán para servir mejor a la Iglesia desde cualquier posición, pero en especial desde la enseñanza y con nuestra vida misma. Termina Pedro diciéndonos que: haciendo estas cosas, no caeréis jamás (1:10). ¿Qué le parece? ¿Valdrá la pena llevarlo a la práctica?
La vida del líder cristiano es de superación, de crecimiento; de remontar y sobreponernos a nuestras flaquezas y fracasos, de poner nuestros ojos en Cristo (Hebreos 12:2), de ver al invisible (Hebreos 11:27). Porque para enseñar y guiar al pueblo de Dios se requiere que seamos llenos y ricos de fe, buenas obras, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, amor por nuestra familia en Cristo y amor por todos nuestros semejantes. Hagámoslo en el poder del Espíritu Santo: Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, mas con demostración del Espíritu y de poder (1 Corintios 2:4).
Referencias
1 https://es.wikipedia.org/wiki/Esdras
2 Indagar, examinar cuidadosamente, explorar. https://dle.rae.es/escrutar
3 Esforzarse mucho estudiando, leyendo, etc., especialmente cuando se fuerza la vista por hacerlo con poca luz. https://www.lexico.com/es/definicion/quemarse_las_pestanas
4 Despabilar, afinar, forzar el entendimiento o un sentido, para que preste más atención o se haga más perspicaz. https://dle.rae.es/aguzar
5 Importante periodista, autor y orador público de ascendencia cristiana. https://en.wikipedia.org/wiki/Malcolm_Gladwell
6 Que toma activamente el control y decide qué hacer en cada momento, anticipándose a los acontecimientos. https://dle.rae.es/proactivo
7 The Greek New Testament, 1966 United Bible Societies, U.S.A. Taméz Elsa, Foulkes Irene, Diccionario conciso Griego-Español., pág. 76